lunes, 12 de octubre de 2020

Especulación libre no.1: Por qué el humor no es inocente [revelado I]


 «En la risa observamos siempre una intención no declarada de humillar» - Henri Bergson

“Lo que confiere el carácter cómico o trágico a una historia es la distancia que tomamos respecto de lxs protagonistas” -Quizá Juanita. 

1.Cuando tenía unos 14 años, hablaba con Juanita sobre qué carreras estudiaríamos. Ella me habló de su interés por estudiar ciencia política o derecho, con la intención de mejorar al mundo. Mencionó después lo mucho que ansiaba un gobierno “feminizado” -tengan en cuenta que la memoria es endeble y este recuerdo está siendo leído desde quien soy hoy, es un parafraseo vago-. Yo respondí, a modo de burla que “las mujeres no pueden gobernar ¿te imaginas una pelea de greñas entre dos presidentas?”. Ella no río, yo sí. Hoy por hoy ningunx de lxs dos se ríe ante dicha frase -si alguno de uds se ríe, elimíneme-. ¿Qué cambio en mí? ¿por qué ya no me da risa el chiste machista? Para responder esta pregunta quiero que imaginemos el humor como un origami hecho de lenguaje. Plegamos el lenguaje de diversas formas, y cada paso, cada pliegue, es un paso necesario para el resultado: causar risa en un espectador. 

2. Pero para responder la pregunta de por qué ya no me da risa ese chiste, debo responder por qué me daba risa en primer lugar. Pongamos una situación hipotética en la que le cuento el mismo chiste a un tío uribista y este, en lugar de sermonearme, ríe alegremente conmigo. Conviene pues, que desglosemos los componentes que conforman ese encuentro entre mi tío y yo al reírnos. 

2.1. Parece evidente que deben existir por lo menos dos personas para que se dé el encuentro. Aquí hagamos otra distinción. Puede generarse un encuentro humorístico ya sea de manera (i) intencional o (ii) accidental. Es decir, puede que uno genere una situación mediante un error ridículo -accidental- o bien, mediante un chiste inteligente -intencional-. Como mi chiste fue intencional, quiero que nos centremos en esa modalidad de encuentro humorístico. 

2.2. Bien, tenemos dos agentes cuyo encuentro humorístico es intencional, así, podemos designar roles a cada uno de estos agentes. Uno será el humorista y el otro el espectador. Aquello que ejerce el humorista sobre el espectador lo llamaremos acto humorístico. Todo acto humorístico consta de un agente que intencionalmente quiere despertar risa en un espectador, un oyente, mediante el humor.  

2.3. A estos actos, les son concurrentes unas experiencias humorísticas, es decir, unas vivencias que tienen los agentes entorno del encuentro humorístico. Estas experiencias son distintas, pues la del humorista está "guiando" el encuentro, mientras que la del espectador está siendo "guiada". Para responder a la pregunta de por qué a mi tío uribista le da risa el chiste, tenemos que analizar la experiencia humorística del espectador. No nos centraremos en cómo guío el encuentro sino cómo es guiado mi tío y por qué puede ser guiado en primer lugar

3. Para analizar la experiencia humorística del espectador quisiera que usáramos el chiste machista como objeto de análisis. Describamos los distintos momentos de esta experiencia humorística para clarificar eso que hacemos tan automáticamente al reírnos de un chiste. Retomemos el escenario hipotético: estoy tomando unas polas con mi tío y le digo "tío ¿sabés por qué las mujeres no pueden gobernar? Porque qué boleta una pelea de greñas entre presidentas". Mi tío se ríe conmigo. Ahora pongámonos en los zapatos de mi tío ¿qué es lo que él ve en mí cuando despliego mi humor? Si me mira con detalle, podrá ver que el despliegue de mi humor no es otra cosa que los pliegues del lenguaje que hago, para hacer mi figurita de origami. 

3.1. Primer doblez: introducción del contexto. Este doblez será la base del resto de la figura, o sea, del chiste. Este primer momento de la experiencia humorística consta de ser introducidx a un tema sobre el cual tenemos una expectativas que compartimos con el humorista; expectativas que emergen de unas creencias comunes. En otras palabras, es la introducción de una cotidianidad y un conjunto de posibilidades que puede tener dicha cotidianidad. Veamos. Yo digo "por qué las mujeres no pueden gobernar?" Aquí ya presupongo una creencia compartida entre mi tío y yo -las mujeres no pueden gobernar-, pero hago una pregunta, que genera expectativas en mi tío. El primer doblez, el primer momento de la experiencia humorística es pues, preparar el terreno de lo cotidiano para sembrar la semilla del asombro. Le digo a mi tío que pensemos en conjunto las posibles implicaciones de mi pregunta. El humorista aquí toma un papel fundamental. 

3.2. Segundo doblez: un giro inesperado. Este doblez es el que le da consistencia a nuestro origami. Este segundo momento de la experiencia humorística es la introducción de un elemento disruptor, que avivará la curiosidad de nuestro oyente, en tanto viola sus expectativas. Veamos. Yo digo "porque habría presidentas agarrándose de las greñas". Lo esperado para un machista es la pelea de greñas, pero ¿entre presidentas? ¿entre el "pulcro" escenario de la política pública? Esta imagen disruptiva es el elemento inesperado que viola la expectativa del oyente. Esto va de la mano con la teoría del humor que propone Bergson, quien nos dice que "Se obtendrá una frase cómica insertando una idea absurda en el molde de una frase consagrada” (2007, p.86).

3.3. Introduzcamos una hipótesis de lo mental. La mente tiene como función esencial el generar hipótesis sobre el mundo y contrastarlas de acuerdo con la información que adquiere del mismo, con el fin de disminuir los niveles de discrepancia, de desajuste. Es decir, un sistema cognitivo genera modelos, predicciones, que serán puestas a prueba con la realidad. "Donde hay un desajuste significativo entre la predicción y las señales entrantes, la discrepancia (el error residual, o el error de predicción) se mueve hacia adelante (o hacia "arriba") a través de un sistema jerárquico que ayuda a refinar las predicciones" (Nave, Deane, Miller y Clark, 2020, p.3). 

3.4. Si el humor genera errores de predicción, fomenta el refinamiento de las predicciones. En otras palabras, la experiencia humorística supone una forma de aprendizaje. Las expectativas de mi tío se ajusta con cómo se le presenta el mundo. Como es un hombre, blanco, uribista, machista, etc, el mundo se le presenta dentro de este espectro patriarcal. No sólo a nivel simbólico sino también material. Es decir, mi tío no sólo tiene una forma particular de representarse el mundo que es patriarcal, sino que también ocupa posiciones sociales que le confieren una posición de superioridad frente a, por ej, su esposa. 

3.5. Así, el elemento disruptivo del segundo doblez tiene como objetivo paradójico refinar las hipótesis que hace mi tío sobre el mundo y lo femenino, reafirmando sus creencias y no cambiándolas. Este es el tercer doblez, el tercer momento de la experiencia humorística. Y este momento no es más que el momento en el cual el oyente encuentra lo cotidiano dentro de ese elemento disruptivo; a saber: la pelea de greñas. Lo disruptivo para él es que se de en la esfera política pública, no que haya mujeres "que se pelean por las greñas". Por eso, este elemento disruptivo es ambivalente: genera sorpresa pero también reafirma lo cotidiano. 

4. Las transformaciones cómicas de las proposiciones, según Bergson. En su libro "La risa", Bergson (2007) nos habla de aquellas operaciones lingüísticas que debemos hacer para que una declaración que hagamos devenga cómica, genere risa. Propone tres tipos de transformaciones, pero aquí nos centraremos sólo en una: las transposiciones

4.1. Para Bergson esta es la transformación que tiene mayor fuerza cómica -que puede generar más risa- y consta en "transponer una idea a un tono que no es el suyo" (Martín, 2011, p.148). Por ejemplo, en nuestro chiste hay dos tonos: lo solemne, que estaría en lo público-político y lo familiar que estaría en la pelea de greñas. Cuando al hacer el chiste hablamos de la pelea de greñas como elemento constitutivo de ese mundo político hipotético, hacemos una transposición de lo solemne a lo familiar, que nos da como resultado una parodia de lo político. Es decir: leemos lo familiar y mundano -una pelea- en un tono solemne. Si se transpone de  A a B, lo que se hace es leer a B en función de A. No obstante, pareciera que este tipo de transposición es más afín a actos humorísticos en formato de obras dramáticas, series, películas, musicales, etc. Así, es la presentación constante de una historia familiar leída en tono solemne lo que le da el carácter de parodia: a saber, ver en asuntos "mínimos" cosas de suma importancia. En otras palabras: transponer lo solemne a lo familiar es cantar una melodía familiar con una armonía solemne -i.e Cantar un reggaeton sobre una obra de Baethoven. Esta primera transposición, pues, es la génesis de  un género de lo cómico: la parodia. 

4.2. Transposiciones entre lo real y lo ideal. Uno de los tipos de transposiciones consiste en hacerlas entre lo real y lo ideal, lo que es y lo que debe ser. De estas transposiciones posibles, Bergson nos ofrece la génesis de la ironía y del humor. "La ironía consiste en enunciar lo que debería ser, fingiendo creer que es precisamente lo que es. El humor se caracteriza por describir minuciosamente lo que es, aparentando creer que es lo que las cosas deberían ser." (Martín, 2011, p.149). 

4.3. Así pues, si aplicamos la fórmula derivada en 4.1 (transponer A a B es leer a B en función de A), el humor hace una descripción de las cosas en un tono normativo, es decir; la experiencia humorística nos vende un "es" como si fuera un "debe ser". Es un dispositivo retórico sumamente eficiente para la legitimación de órdenes sociales. Es una transposición de lo ideal a lo real. 

4.4. Por eso nos dice Bergson "El humorista es aquí un moralista que se disfraza de científico, algo así como un anatomista que no haría la disección sino para repugnarnos; y el humor, en el sentido restringido en el que tomamos la palabra, es una transposición de lo moral a lo científico"(2007, pp. 97-98) 

5. Si hilamos los puntos hasta aquí expuestos podemos llegar a unas conclusiones

5.1. Un acto humorístico puede, en esencia, ser un acto moral y político. Mi chiste machista crea un vínculo entre dos personas machistas para burlarse en conjunto de una persona que vale menos de acuerdo con sus creencias. Esto se logra mediante la presentación de lo cotidiano (tono moral) de manera novedosa (tono científico). Al hacer los tres dobleces de nuestro origami, al pasar por los tres momentos de la experiencia humorística, al reírnos del chiste machista, estamos diciendo: así es y así debe ser

5.2. De esta manera, para que un acto humorístico sea efectivo, debe de alguna manera establecer un vínculo entre los agentes involucrados. Para reafirmar colectivamente creencias es necesario que existieran creencias en común previas. 

5.3. Así, los distintos sentidos del humor denotan diversas comunidades de hablantes, con distintos tipos de interacciones, relaciones de poder, valores, creencias, etc. Retomando a mi pregunta inicial de "por qué ya no me da risa el chiste machista", la respuesta es: porque ya no pertenezco a ni me enuncio desde esos lugares. 

6. Las reflexiones sobre cómo es el acto y la experiencia humorística desde el humorista serán parte de próximas especulaciones. 


Referencias: 

Bergson, Henri (2007). Le rire, Paris: Presses Universitaires de France.

Nave K, Deane G, Miller M, Clark A (2020). Wilding the predictive brain. WIREs Cogn Sci.2020;11:e1542.https://doi.org/10.1002/wcs.1542

Martin, J. (2011). El humor y la ironía en la risa de Henri Bergson. Filosofía UIS, Volumen 10, Número 1 enero - junio de 2011, pp. 143 - 159

[en negativo]

4 comentarios:

  1. Vaya especulación ineteresante.
    +
    Será que entro en una contradicción de pensamiento e ideas, si me da risa algo que ideológicamente no comparto?
    Puede que las creencias comunes no esten en el momento "vigentes", pero el pasado no se borra(?

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    1. Hola! Yo diría que sí, si te da risa algo que ideologicamnte no compartís entrás en contradicción; pero partiendo de las definiciones de las transposiciones de Bergson que doy en el texto , creo que dicho acto no sería humorístico sino irónico. O sea, esa contradicción de pensamientos se daría porque en lo irónico "se enuncia lo que debe ser fingiendo creer que es lo que es". O sea, se transpone lo real a lo ideal, se muestra el "debe ser" como un "es".

      Por ej, si un humorista ejecuta un acto irónico en una persona que desconfía de la filosofía, y le dice "afortunadamente el mundo adora a lxs filósofxs" esta persona podría reírse por el sentido irónico de la frase. Pero fíjate, si se ríe, se está riendo de un mensaje que dice "lxs filosofxs sí deberían ser tomados en serio". En la ironía, la burla recae sobre el oyente y no sobre un tercero; y esa burla, al enunciar lo que debería ser, fingiendo que así ya son las cosas, me permite vislumbrar ese "puede ser".

      Creo que, si el humor tiende a resolver la tensión, la ironía la provoca; así ambos géneros de lo cómico puedan generar risas.

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    2. Quizá, incluso, podría arriesgarme a decir que, en un encuentro humorístico de tres tipos de agentes podríamos articular ironía y humor de manera sincrónica.

      Digamos que tenés por lo menos tres roles: Humorista, oyente cómplice y oyente víctima. Cuando el humorista dirige su acto irónico al oyente víctima, podría si así lo desease, ejecutar a su vez un acto humorístico en los oyentes cómplices.

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    3. Buenos días Sebastián interesante propuesta, si miramos el humor colombiano en los diferentes momentos,en cada chiste se esconde una verdad de a puño

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