lunes, 23 de agosto de 2021

Un mensaje encriptado.



A una decepción de convertirme en lo que juré destruir, dice algún proverbio. El mundo que se impone y nos rebasa como la belleza de una margarita amarilla que no es nunca La Margarita. Esta tiene un pétalo chueco y dos tirados en el suelo. Pienso en lo que me trasciende, un tiempo inmanente. Precisamente todo está pasando aquí y ahora. Pienso en el dolor, en el sufrimiento y el conflicto. El sufrimiento es inexpugnable, porque soy un animal que sangra. El conflicto es ineludible porque habito territorios y categorías. Tan vanos son los intentos de extirpar la contradiccion de mis experiencias como lo son los intentos de extirpar el dolor de un mundo habitado por seres que sufren. Como demonio de Laplace, fantasía neurótica. Anticiparlo todo es la muerte, el paraíso. Mi condición fundamental: la incompletitud. No soy inestable, soy metaestable. Bienvenida sea la tragedia, madre de la historia. Bienvenido sea el error, padre de la evolución.

Me nombro, ante el espejo, con la sutileza con la que pinta Remedios Varo, revelación del relojero. Todas las vidas son la misma vida, revelaciones aléphicas. Uso la ñoñería como codex: me refugio en los conceptos. Y ahí la sangre, ahí el hambre, ahí el cansancio. Este ser que soy no es Nunca El humano, ni mis normas son nunca el mundo, aunq el mundo no es nunca algo absolutamente nuevo. Ouroboros y samsara son dos caras de la misma moneda. La relación entre las palabras y las cosas es siempre tensegrada, como la topologia de un cerebro mamífero.
El mundo no se agota en mis palabras, ni en los nombres. El bien no se agota en los acuerdos, ni en los contratos
Se agota en la práctica. Y la práctica es siempre concreta, como una margarita triste. Permitirse la danza del encuentro con lo ajeno. A merced del los infinitos viajes que hay entre mi casa y la tienda de la esquina. Aprender a ser buenx es aprender a bailar: siempre estar al borde, entre la creatividad de la improvisación y los pasos de salsa, o vogue, o perreo. Sólo creo en una ética que fluye hacia mar de la virtud, que sigue un curso flexible y rebasa los deltas del moralismo. Las palabras sagradas me molestan la cintura como ponerme una faja.
Así las cosas, el mundo siendo el mundo y yo jugando a entenderlo. Todo juego, en el fondo, es jugar a vivir. Lo sabían los dinosaurios; lo saben aves y mamíferos. Y todos son profundamente serios, porq nunca se sale con vida de la vida. La vida es el juego más serio de todos. Y el tiempo... Une niñe que juega con los dados.

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